Las rutas sin horizonte

Auteur Sorelois
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No recuerdo un choque. No hay ruido, ni gritos.

Solo la carretera que se estira hasta donde alcanza la vista, y ese silencio espeso que se pega a la piel como el polvo de un viejo desierto.

Ese tipo de silencio que no se oye, pero que se siente en los huesos.